Diferencias entre pesadillas y terrores nocturnos

Pesadillas y terrores nocturnos

Las pesadillas y los terrores nocturnos son trastornos del sueño que pueden ocurrir tanto en niños como en adultos, pero son mucho más habituales en la infancia. Como a menudo son motivo de preocupación de los padres, en este artículo te explicamos cómo distinguir estos dos trastornos del sueño y qué hacer si tu hijo sufre uno de ellos.

¿Qué son las pesadillas? ¿Y los terrores nocturnos?

Las pesadillas son sueños perturbadores asociados a sentimientos negativos, como miedo o ansiedad. En cambio, los terrores nocturnos son interrupciones del sueño que, además de causar un miedo intenso, pueden ir acompañados de gritos y movimientos del cuerpo.

A continuación, resumimos las principales diferencias entre las pesadillas y los terrores nocturnos teniendo en cuenta diferentes aspectos:

  • Frecuencia. Todos los niños tienen pesadillas alguna vez. En cambio, solo entre 1 y 6 niños de cada 100 sufren terrores nocturnos.
  • Edad. Las pesadillas son más habituales en niños de 5 o 6 años, mientras que los terrores nocturnos son más frecuentes en niños entre los 4 y los 7 años.
  • Recuerdo. Los niños suelen recordar las pesadillas al día siguiente, pero no el terror nocturno. Esto se debe a que las pesadillas ocurren en la fase del sueño REM, en la que el cerebro está muy activo, mientras que los terrores nocturnos se dan en otras fases del sueño.
  • Síntomas. Durante una pesadilla, el niño tiene un sueño inquietante que suele relacionarse con una amenaza a su seguridad o supervivencia; a veces, puede despertarse con angustia y costarle volver a quedarse dormido. En cambio, los terrores nocturnos son mucho más alarmantes, ya que el niño puede gritar asustado, sentarse en la cama, tener los ojos muy abiertos y la mirada fija, sudar, patalear o tener el pulso acelerado.

Es importante saber que tanto las pesadillas como los terrores nocturnos van desapareciendo con la edad: las pesadillas van disminuyendo su frecuencia, y los terrores nocturnos suelen resolverse por sí solos al llegar a la adolescencia.

¿Qué puedes hacer después de una pesadilla o terror nocturno?

Después de sufrir una pesadilla, intenta tranquilizar a tu hijo haciéndole saber que cuenta contigo y que está a salvo, explícale que lo que ha soñado no ha sucedido en la realidad y hazle saber que entiendes que esté asustado y que no es nada malo.

También puedes revisar con él la habitación para que esté seguro de que no hay nada que temer si, por ejemplo, ha soñado con un monstruo. Para que se vuelva a dormir, dale su peluche preferido, deja encendida una luz tenue en la habitación o habla con él de sueños agradables que le gustaría tener.

En el caso de que tu hijo esté sufriendo un terror nocturno, simplemente espera a que el episodio termine (suelen durar entre 1 y 10 minutos) y asegúrate de que no se haga daño al moverse. No intentes despertar al niño, porque se sentirá confundido y le costará más tranquilizarse y volver a dormirse.

Fuentes: