Una de las cuestiones que más os inquieta cuando vuestro bebé va creciendo es el de la comida. A partir de los 6 meses, los pequeños van probando alimentos nuevos que completan su dieta. Pero a los niños los nuevos sabores, texturas e, incluso colores, no siempre les gustan y, aunque puede que aún no sepan ni hablar, os lo dejan bien claro.

No hay que preocuparse más de la cuenta por esto. Que tu hijo no quiera algún alimento no significa necesariamente que sea (o vaya a ser) malcomedor. Como ya te hemos contado, lo importante es que el niño se desarrolle de manera normal.

Aun así, es esencial que intentes que tu pequeño tenga unos hábitos saludables en torno a la comida. Y para eso, ¡tenemos algunos trucos!

• Haz de la comida un momento agradable. Que el niño no note vuestra intranquilidad por ver si come o no come.
• Implica al niño en la preparación de la comida (en la medida de sus posibilidades). Que te ayude a poner la mesa, a preparar una receta, que adorne un plato… Se sentirá más partícipe y, por tanto, no rechazará los alimentos. ¡Piensa de lo que son capaces los concursantes de Masterchef Junior!
• Niño pequeño, plato pequeño. Su estómago es mucho más pequeño que el tuyo, así que la cantidad que puede comer es menor. Tener una vajilla divertida para los peques de la casa hará que vean la comida como un momento más ameno.
• Ponle imaginación. Si un día se empeña en no comer, te puedes inventar una historia fantástica y simpática en torno al plato que tenéis en la mesa. Por ejemplo, el brócoli puede ser un muñeco de pelo verde, la zanahoria una narizota de una cara hecha con arroz y un poco de tomate y las espinacas pueden darle súper poderes. ¡Recuerda como nuestros padres nos convencían de lo buenas que eran las espinacas gracias a Popeye!
• Y más imaginación. Si algún ingrediente no le gusta a tu hijo, camúflalo o “disfrázalo” de otra cosa. Por ejemplo, puedes mezclar alguna verdura entre la carne picada de una hamburguesa. O preparar una salsa para la pasta triturando varias verduras y mezclándola con algo que les encanta, como el tomate frito. Es otra forma de tener la tranquilidad de que el niño está comiendo de todo.

¿Qué te parecen estos trucos para que tu hijo coma bien? Recuerda que una alimentación sana y variada es la mejor manera de prevenir la obesidad infantil.